Recomendaciones médicas, psicológicas y psicoanalíticas en una emergencia sanitaria

Dr. Ramón Ángel Gómez Soto.
Psiquiatra, Psicoanalista en formación. Generación 46

       Actualmente nos encontramos en una situación emergente y por tanto echar mano de todos los recursos de los que uno dispone es esencial, como el psiquiatra clínico que soy es mi deber y obligación el estar constantemente informado y ante esta emergencia sanitaria es sumamente gratificante ver como las revistas abren sus bases de datos para ser consultadas; el despliegue de información es bárbaro y no sólo en las áreas de atención médica sino también en las áreas de atención en salud mental. Esta semana me encontraba con texto que una amiga compartía en sus redes sociales “El impacto psicológico de la cuarentena y como reducirlo: una rápida revisión de la evidencia.” (The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidence) Publicado en Lancet el 26 de febrero de este año (Lancet 2020; 395: 912-20) y firmado por la Dra. Samantha K. Brooks del Departamento de Medicina Psicológica del King’s College London, en el articulo va de forma delicada y amable describiendo conceptos como Cuarentena y Aislamiento los cuales son diferentes y que ahora se utilizan como sinónimos, situación que considero debiera de corregirse.

       ¿Cuál es la necesidad de hacer una revisión como la de la Dra. Brook? Ella es clara en su exposición, estar en cuarentena o aislamiento no es placentero y con base en esto y las evidencias mostradas en estudios sobre cuarentenas recientes como Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), Ébola, Síndrome Respiratorio del Médioriente (MERS), Influenza H1N1 e influenza equina y con esto encontró una clínica muy similar Estrés psicológico o trastornos por estrés, disregulación emocional, depresión, ánimo bajo, irritabilidad, insomnio, síntomas sugerentes de estrés postraumático, ira, confusión, frustración y en poblaciones muy específicas como el personal de atención en salud, la culpa era algo predominante y aunque ella lo asoció a personas jóvenes, de bajo nivel educativo que tuvieran menos de un hijo y en mayor medida mujeres; no considero que sea exclusivo de este grupo, ya que las personas que se conocen con enfermedad mental previa pueden mantener síntomas de ansiedad hasta 6 meses después de la cuarentena.

       ¿Qué cosas son las que nos angustian en esta cuarentena? Al parecer las premisas son claras, la duración incierta de la cuarentena, el temor de ser infectado e infectar a otras personas, la frustración sobre las limitaciones a la vida cotidiana y su migración al interior del hogar, lo aburrido que puede ser vivir exclusivamente en el interior de los domicilios, la carencia de artículos de consumo básico, medicamentos y alimentos especialmente; inadecuada información sobre lo que sucede en la pandemia y a posterior el decremento en la economía y la presencia de estigma hacia quien estuvo en contacto o contrajo el virus y desarrolló la enfermedad. En consecuencia en este artículo se dan recomendaciones claras y puntuales desde lo que podemos llamar “obvio” como por ejemplo mantener una adecuada información, desde fuentes confiables evitar la sobre información y el alarmismo, surtir de forma adecuada los víveres y medicamentos adecuados, hacer un uso racional del dinero, mantener actividades recreativas y utilizar alternativas de telecomunicación para acortar la distancia con nuestros parientes y de igual forma mantener la distancia y el aislamiento en el hogar para mitigar el impacto de la pandemia.

       Una vez expuesto este brevísimo relato de la evidencia médica en salud mental, me gustaría exponer algunas ideas para una compresión psicoanalítica y desde allí poder hacer una adecuada labor de continente y así poder sostener la angustia de las personas que se acerquen a nosotros durante esta emergencia sanitaria para atender el malestar psíquico que presenten.

       En primera instancia quisiera recordar algo importante, la organización de la experiencia por parte de las personas, atención hablo de personas que no se encuentran en un tratamiento analítico. El llamado Coronavirus, viene a reactivar en nosotros relaciones de objeto primitivas, haciendo que nuestra funcionalidad mental sea en una posición esquizoparanoide, en donde la angustia que predomina es la de aniquilación y bajo esta premisa ahora podemos ver con claridad el motivo que lleva a las conductas diversas de las personas, respuestas obsesivas como el excesivo uso de métodos de higiene, la fobia a salir de casa o que alguien entre a la misma, caer en el consumo de alcohol o sustancias como la búsqueda del pecho que protege y alivia mágicamente o incluso hacer uso de la defensa maníaca para tratar de triunfar omnipotentemente y negar la existencia de un virus que es altamente contagioso. Lo anterior en detrimento de las medidas de higiene y prevención impuestas por el gobierno.

       Expuesto de forma excesivamente breve como es que considero que la mayoría pueden llegar a funcionar desde la fantasía inconsciente; viene ahora la postura de uno como analista, en donde antes que nada considero que debe de existir flexibilidad y esta viene de la mano de la sensibilidad que uno tiene ante lo que él otro proyecta, donde nuestra posición, sugiero, puede ser más activa, haciendo uso de ese aparato que nos permite pensar, hacer de las proyecciones de nuestro paciente algo digerible y unirlo mediante el conocimiento, por lo tanto informar a nuestros pacientes, saciar sus dudas en relación al virus y la pandemia es primordial; por esto inicie con ese articulo ya que viene a dar recomendaciones que no están de más seguir y recomendar; tener en cuenta que nuestros pacientes organizan paranoicamente las cosas ahora, por lo tanto el informar, el recomendar que hacer en esta contingencia más que una medida conductualista, es hacer esa labor de pecho bueno para alguien que acude por ayuda en esta emergencia. He incluso escuchado quejas de que hay pacientes de una única cita, si se me permitiera opinar, diría que no es de sorprenderse, vienen a volcarse sus angustias en uno como terapeuta y uno debe de responder con el reverìe adecuado y tolerar.

       Más ahora que nunca, tolerar, volver la mirada a nuestros objetos buenos internalizados para mitigar la angustia ligada a la incertidumbre, seamos esa certeza de esperanza, confort y en alguna medida bienestar para las personas que nos buscan, más ahora que en otro momento se necesita de un analista que se pueda mover entre técnicas y teorías que pueda ser continente y que sepa hacer holding, en sí, un analista más humano y flexible, ya que estamos en una emergencia sanitaria.

       Con lo escrito, espero haber sido claro en mis ideas y comentarios; no trato de hacer un manuscrito de que hacer, sino solo recomendar algo que pueda ayudar a mis compañeros analistas en una mejor comprensión de la metapsicología de esta pandemia.

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