En nuestro mundo hiperconectado, donde gran parte de la vida social y profesional se desarrolla en línea, el ámbito digital debería ser seguro y respetuoso. Pero para muchas personas, en particular mujeres, jóvenes y grupos marginados, esto dista de la realidad.
El ciberacoso sexual describe una amplia gama de comportamientos sexuales no deseados o abusivos en línea. El acoso de género incluye mensajes, imágenes o memes ofensivos dirigidos al género de una persona, a menudo sin contenido sexual directo, pero aun así profundamente degradantes. La atención sexual no deseada en línea puede adoptar la forma de sexting no solicitado o ciberexhibición (envío de imágenes explícitas a otra persona sin su consentimiento).
La coerción consiste en utilizar amenazas, chantaje o manipulación emocional para obligar a alguien a compartir contenido íntimo o a participar en comportamientos sexuales en línea. Una preocupación creciente es la sextorsión, en la que las víctimas son chantajeadas con imágenes privadas, a menudo bajo una presión, a veces insoportable.
El acoso cibernético no sólo es invasivo, sino también perjudicial. Un estudio que realizamos, basado en la investigación doctoral del psicólogo clínico Marvin Iroegbu sobre la relación entre el acoso cibernético y las dificultades psicológicas en las mujeres, arrojó que las mujeres que experimentaron acoso sexual en línea reportaron una salud mental significativamente peor que las que no lo sufrieron.
La ansiedad, la depresión, el trauma y una mala imagen corporal fueron más comunes. La investigación sugiere que esto podría deberse a una mayor autoobjetivación y a una mayor atención a la apariencia física debido a ser víctimas de acoso.
Investigaciones gubernamentales muestran que las mujeres sufren abuso en línea con mayor frecuencia y gravedad que los hombres. Las imágenes, comentarios y mensajes no deseados son sólo el comienzo. Y el impacto comienza desde jóvenes. Los estudios destacan el impacto psicológico tanto en niños como en adultos, señalando que el abuso inesperado, anónimo y repentino puede dejar a las víctimas con miedo, impotencia, profunda vergüenza y baja autoestima.
"El abuso inesperado, anónimo y repentino puede dejar a las víctimas con miedo, impotencia, profunda vergüenza y baja autoestima".Nuestra
investigación también reveló que las mujeres más jóvenes y aquellas con un gran número de seguidores en redes sociales son víctimas de acoso cibernético con mayor frecuencia. Esto puede deberse a una mayor visibilidad en línea o al tiempo que pasan en las plataformas. Nuestro estudio también reveló que las mujeres con relaciones románticas recientes o sin ellas reportaron niveles más altos de acoso.
Existe también una clara relación entre el abuso en línea y fuera de línea. Las víctimas de acoso cibernético también eran más propensas a denunciar el acoso en persona. Según el Instituto Europeo para la Igualdad de Género, el abuso en línea a menudo refleja y se extiende a la violencia de género en el mundo real.
El acoso cibernético afecta desproporcionadamente a las personas LGBTQ+ y a las minorías étnicas. Las personas de la comunidad a menudo enfrentan amenazas sexualizadas, salidas no consentidas y abuso basado en imágenes. Las personas de minorías étnicas, por su parte, suelen ser víctimas de abuso sexual con tintes raciales, que combina racismo y misoginia.
"Las mujeres con mayor visibilidad en redes sociales son blanco frecuente del acoso cibernético, incluso cuando no han dado pie a ninguna interacción".
Sin embargo, aún falta investigación sobre cómo el acoso cibernético afecta a estos grupos. Muchos estudios nacionales sobre ciberdelincuencia no incluyen datos sobre raza, identidad de género u orientación sexual, lo que dificulta la promoción de apoyo específico.
Si bien hay leyes que permiten el enjuiciamiento de delitos como el ciberexhibicionismo, muchas víctimas aún no denuncian el abuso. Entre los obstáculos se incluyen los frustrantes sistemas de denuncia, la culpabilización de las víctimas y la percepción, entre las víctimas, de que sus denuncias no se tomarán en serio.
Muchas organizaciones benéficas y organizaciones ofrecen apoyo a las víctimas de abuso en línea, pero aún queda mucho por hacer. Se anima a los profesionales de la salud mental a considerar las experiencias en línea como parte de la evaluación de sus pacientes.
Mientras tanto, investigaciones como la nuestra exploran cómo los diferentes tipos de ciberacoso sexual, como la frecuencia o el contenido de los mensajes explícitos, afectan a las personas de forma diferente.
Una cosa está clara: el ciberacoso sexual es intrusivo, traumático y se basa en la falta de respeto al consentimiento. El ciberexhibicionismo y otras formas de abuso sexual en línea no son bromas inofensivas, sino violaciones. Y nadie debería tener que lidiar con ellas en silencio.
Fuente: El Sol de México
Psicoanálisis, Psicoterapia