PSICOANALISIS DEL AMOR EN TIEMPOS DEL FACEBOOK
El interés por el tema del amor en los tiempos actuales tomó una nueva forma después de la sesión de un analizante algunos meses atrás. Su sesión giraba en torno al amor o, más específicamente, el desamor ya que intentaba elaborar el duelo por la separación amorosa que estaba viviendo. Se lamentaba de algunas acciones que se sorprendió realizando ya que le resultaban más dolorosas que sanadoras. Su desesperación lo llevó a soltar la frase “Ese maldito Facebook es adictivo, es del Diablo, ¡Desata el stalker que hay en mí!”
El fenómeno de las llamadas redes sociales del mundo virtual es parte del lazo social actual, de la realidad de nuestros días, por lo que consideramos importante detenernos un momento y comentar sobre su efecto en la vida cotidiana tomando como muestra un botón: el amor.
Sin embargo una advertencia previa para nuestro análisis. No lo hagamos con los dados cargados por la falsa y doble moral polarizada. Nos referimos a los dos extremos morales que solo dejan de dos sopas, “A favor” (y llame al 01-800-afacebookearquesomoschavos) o “En contra” (01-800-elfacebookeseldiablo). Para lo que sirven estas polaridades es solo para determinar los límites y alcances del fenómeno, no solo para tener que aliarse a una de ellas y “defenderla a capa y espada”. En lugar de tener que ser “Globalifóbico” o “Globalifílico”, primero reconozcamos que formamos parte del discurso de la globalización, siendo este un nuevo tipo de discurso ideológico y ya estándo dentro de ese mundo "a la TRON" busquemos respuestas desde dentro del sistema. Siguiendo el método psicoanalítico, preferimos atender lo que está en la superficie del discurso común y corriente, incluidos los “a favor” y “en contra” solo que reservándonos dar el juicio moral.
Empecemos por la fascinación de los detractores. Por ejemplo, existe un video en la red llamado “La cara oculta del Facebook” que trata de exhibir los “secretos ocultos” y “peligros” de esta red social. El corto termina sentenciando “Facebook es un experimento de manipulación global construido por la CIA para que los hombres poderosos (gordos con un puros) nos manipulen” (un dato interesante lo aporta P. Verhaeghe en su artículo "Psicoterapia en tiempos de la Meritocracia Neoliberal" donde resalta el hecho de que esa imagen del capitalista ahora la encontramos en las clases populares "la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares son típicas de la clase baja de la sociedad" http://www.psychoanalysis.ugent.be/pages/nl/artikels/artikels%20Paul%20Verhaeghe/Psychotherapie%20in%20tijden.pdf ) Sin embargo, en su texto, este video también arro ja dos datos interesantes, por un lado los excesos del Facebook como “obsesionarse con gente, exponer la vida o la sensación de que si la gente no sabe quién eres no eres nadie”. Por el otro, nos recuerda que las redes sociales se sostienen por las leyes del mercado siendo los publicistas los que más apoyan y fomentan su uso. Además de la “perpetuidad” que brinda el mundo virtual. La sentencia del mundo de los “Otros que quieren controlarnos” propio del nuevo fundamentalismo (“los infieles tratan de controlarnos y violar a nuestras mujeres”, “los mojados quieren quedarse con nuestros trabajos”, "para detener a los malosos es necesario más mano dura") resulta un tanto ingenuo al olvidar que los usuarios forman parte activa del fenómeno, incluidos los detractores que son los que en ocasiones utilizan más esas nuevas tecnologías empujados por la envidia. Es notorio que Facebook es parte de una socidad de consumo y no vive del aire sino que obtiene ganacias con lo que vende. ¿Qué es aquello que me venden y que yo gustosamente consumo? En cierta forma, los detractores son los que les hacen la mejor publicidad.
Vayamos a lo que dice el periódico local “La Rocka” en un artículo llamado “Facebook. En-red-ado. De veras me atrapaste”:
“Los detractores del Facebook –y otras redes sociales– aducen falta de tiempo, ausencia de vanidad, protección de su privacidad y la deshumanización que conlleva socializar en una com-putadora. Sus usuarios, empero, no dejan de visitarlo, la mayoría al menos una vez al día. Se calcula que quien visita la página permanece al menos veinte minutos en ella. Será que las posibilidades de Facebook son adictivas: puedes subir fotografías ilimitadamente, actualizar tu estatus, postear comentarios, tiene agenda para recordar cumpleaños, subes videos, tienes correo, chateas…” “La Rocka”. Artículo por Gerardo Wario en su edición de abril del 2009.
Como se menciona arriba, existen detractores y simultáneamente crece la afluencia de usuarios. Además de los detractores, están los que con optimismo consideran que no hay cambios en la realidad a partir de las redes sociales. Concordamos en parte con lo mencionado por Iván Santiesteban, editor web, en la entrevista que le hacen en el citado artículo:
“A mí la verdad, más que los peligros y demás, lo que se me hace interesante es el papel social que juega Facebook. No inventa nada nuevo. Sólo trae a Internet cosas que teníamos o solíamos tener en el mundo real: un tablón de eventos, saludos en el pasillo con conocidos, mostrar nuestros gustos. Creo que lo más importante que hacen las redes sociales es facilitar las interacciones casuales que no se dan tan bien (¿también?) en el mundo real. Creo que otras generaciones podían ir a la plaza y encontrar amigos, podían caminar por la calle y detenerse a platicar un minuto. Nosotros vamos en coche de un punto a otro y no nos detenemos”.
Coincidimos en que el Facebook no inventa nada nuevo solo que creemos que es necesario resaltar el ligero cambio, el ligero efecto de cambio, en esta “facilitación de las interacciones”. Para localizar el cambio en los hechos cotidianos resulta un interesante ejercicio verlos “con ojos de turistas”, como si nunca antes los hubiéramos transitado. En el caso de Facebook, ¿cómo podríamos explicárselo a alguien no sabe qué es? Recuerdo una escena de “Volver al futuro” en su infame tercera parte. El “Doc” Brown intenta explicar a los parroquianos en la cantina de 1885 sobre cómo es el futuro. Menciona que en ese futuro hay vehículos que se mueven por sí mismo sin necesidad de ser tirados por caballos y que la gente viaja en ellos. Le preguntan, “¿entonces la gente ya no camina?” A lo que responde “Si lo hacen, pero lo hacen por diversión”. Me pregunto cómo le explicaría el buen Doctor Brown el Facebook. La Wikipedia podría responder: “Facebook es un sitio web, una página de internet, de redes sociales abierto a cualquier persona que tenga una cuenta de correo electrónico. Los usuarios pueden participar en una o más redes sociales, en relación con su situación académica, su lugar de trabajo o región geográfica. Se ha convertido en una plataforma sobre la que terceros pueden desarrollar aplicaciones y hacer negocio a partir de la red social.” Tal vez, el mismo parroquiano que preguntó si la gente ya no camina, le preguntaría “¿entonces la gente ya no convive?”
La Rocka dice en su portada que “jóvenes y no tan jóvenes… “conviven” a través de la compu”. Primero aceptemos que estamos frente a un nuevo tipo de convivir. El solo hecho que alguien diga “convive”, con las comillas, da cuenta de ello. Más allá de jugar al fatalismo de “no es convivir ya que es con una máquina”, aceptemos que es convivencia y veamos sus características.
Para continuar requerimos de la “psicopatología de la vida cotidiana” y tomamos el ejemplo de una escena de la popular serie cómica “The Big bang theory”. Tres de estos amigos geeks van a las Vegas ya que uno de ellos lo acaba de cortar su free (otro extraño fenómeno de nuestros días). En la habitación del hotel se da la siguiente conversación:
“Leonard: Ok, vámonos.
Howard: Ustedes adelántense, solo tengo que terminar de enviar este correo.
Leonard: Ese no es un correo, es el Facebook de Leslie.
Howard: Esta bien, estoy viendo su página de Facebook. ¡Miren su actualización de status, dice que me cortó. La gente tiene que saber que yo la corté a ella!
Rajesh: Pero ella si fue la que te cortó.
Howard: Madura Raj, no hay lugar para la verdad en Internet.”
The Big Bang Theory. 2a Temporada, Capítulo 21.
Otro ejemplo nos lo brinda el video de la canción “No te metas a mi Facebook” por Esteman, su coro dice:
“No te metas a mi Facebook, no te metas por favor
Cada vez que tengo un inbox, me provoca poner close
No te metas a mi Facebook, no te metas por favor
Cuando escribas melodramas, no me lo hagas por el Wall”
Esteman."No te metas a mi Facebook" http://www.youtube.com/watch?v=ASU0oadRcxs
En los dos casos, vemos que hay dramas (y melodramas) en las redes sociales. Por un lado, todos se enteran de los melodramas, pero por el otro, ¿No se trata de eso? Quien ingenuamente mencione que se podría evitar con filtros y formas de seguridad pierde de vista que entonces no tendría sentido la red social. En otras palabras, el acoso, la curiosidad morbosa, la “stalkeada”, son tan “naturales” del Facebook como la pobreza extrema lo es para el capitalismo neoliberal. Así, como la respuesta del filósofo contemporáneo Fernando Savater a la crítica sobre la televisión “no es que no enseñe o sea mala maestra, el problema es que enseña mucho y muy bien, el problema es que es una excelente maestra”, podemos decir que el problema del Facebook no es que nos deshumanice o nos aleje de nuestros vínculos amorosos sino todo lo contrario, en cierto sentido, su mayor defecto es su mayor bendición, es una maquina del amor.
Vayamos pues al tema del amor. En una entrevista que realizara Hanna Waar al psicoanalista Jacques-Alain Miller para la página Lacan.com le pregunta:
“Hanna Waar – ¿Nos enseña algo el psicoanálisis sobre el amor?
Jacques-Alain Miller – Mucho… nos ilumina sobre su mecanismo: el amor se dirige hacia aquel que creemos que sabe sobre nues-tra verdad. El amor te permite pensar que esta verdad será amable, agradable, cuando de hecho es casi imposible de soportar… Verdaderamente amar a alguien es creer que al amarlo obtendremos una verdad sobre nosotros mismos. Amamos a aquel que res-guarda la respuesta de nuestra pregunta: ¿Quién soy Yo?…”
Jacques-Alain Miller: On Love http://www.lacan.com/symptom/?page_id=263
La vieja lección del psicoanálisis con respecto al amor es que “somos los que amamos”. La identidad, la personalidad, la forma de relación con los demás se construye de aquello que tomamos de ellos y aquello que rechazamos. Facebook, como red social que es, cumple la función de congregar, de hacer grupo y aldea que brinde seguridad y confianza siendo una de sus herramientas la constancia de identidad. Preguntaba desde el mismo Facebook hipótesis sobre la proliferación y fascinación de los test de identidad. Dentro de las respuestas aparecieron: “Porque siempre es interesante saber ¿pues quién soy yo?… y tener resultado que te diga que no estás tan lejos de lo que crees ser” y “para matar el tiempo y te divierte” “no tiene que haber algo detrás de todo” “es como las cartas y el horóscopo”. Lo interesante de los test es que brindan identidad por un mecanismo que es sofisticado en su simpleza y es interesante justamente por ser producto de la ociosidad. Por ejemplo, al responder “¿Qué personaje de familia PLuche eres?”, “¿Qué pintor renacentistas eres?”, “¿Qué dios prehispánico eres?”, “¿Qué canción de Intocable eres?” o “¿Qué presidente de la república eres?” llego a saber más de mí al verme en Otro. Me encuentro en eso que no soy, sino Otro.
El psicoanalista Darian Leader, en su libro “¿Por qué las mujeres escriben más cartas de las que envían?” dice lo siguiente:
“Aunque comúnmente se dice que la diferencia entre los humanos y los animales es que los animales carecen de la facultad de pensar, la diferencia real es que solo los humanos son los que habitualmente voltean a otro humano para preguntarle “¿Qué estás pensando?” Las relaciones amorosas frecuentemente giran en torno a esta misma pregunta. ¿Por qué el contestar “Nada” o “De todo” son ambas la mejor y la peor respuesta? ¿Por qué nos inquietamos incluso antes de responder y por qué la propia pregunta se siente comúnmente como una intrusión? ¿Por qué se lo seguimos preguntando a nuestra pareja cuando sabemos perfectamente bien cuál será la respuesta? La sexualidad parece ofrecer un espacio común para unir dos almas, pero es más exactamente lo que los separa. La paradoja aquí es bien conocida: entre más intentes deshacer la separación, a través de entender a la otra persona, más se incrementará y reforzará dicha separación.”
Darian Leader. ¿Por qué las mujeres escriben más cartas de las que envían? 1996.
Resaltamos con la imagen ese rasgo de humanización que menciona Leader en la pregunta “¿Qué estás pensando?” ya que justamen-te esa es la pregunta que hace el Facebook al usuario. Tal como si fuera una casamentera (Matchmaker), Facebook es una máquina de amigos cercanos de forma democrática ya que todos pueden ser tratados por igual. Es aquí donde nos encontramos con un atolladero de nuestra era de la información que remite a toda una ideología. Hacemos el hincapié en la ideología ya que, si la separamos de la máquina o el programa (Facebook), podemos devolverle su calidad de juguete y herramienta más que de juego y solución-problema. La premisa ideológica es que merecemos más información para entendernos, incluso para amarnos mejor, interpretando el problema del amor como la falta de información y prometiendo que la llave de la felicidad es tan solo obteniendo más información para tomar decisiones y llegar a conclusiones. Sin embargo, eso en términos del amor crea más problemas que dificultades. Como menciona Leader: “entre más intentes deshacer la separación, a través de entender a la otra persona, más se incrementará y reforzará dicha separación.”
Así, Facebook trae a la mesa un añejo problema con respecto al amor, ¿Qué es aquello que hace que ame? ¿Qué busco en el amor? El problema es buscarlo desde la información.
Admitamos diferentes fenómenos problemáticos del amor. Facebook nos brinda información, sin embargo, esa información puede ser leída como evidencia estadística de amor. ¿Cuántos son mis amigos? ¿Cuántos eventos me invitan? ¿Quiénes me felicitaron en mi cumpleaños? ¿Cuántas personas visitan mi página? ¿Por qué subió esa foto? ¿Por qué no menciona esto y si lo otro? Todas estas preguntas hacen que el intercambio en el vinculo con alguien más se transforme en información y datos que tienen que ser sobre-interpretados. De alguna manera obtenemos cada vez más datos y hacemos menos, cada vez en el mundo virtual se es menos influyente invirtiendo la premisa de acción de los activistas “piensa global, actúa local” transformándola más en “pensamos locales (con nuestros prejuicios) y actuamos globales (almacenamos información en un lugar común en el ciberespacio). Los amores corren el riesgo de volverse o “descafeinados” o “adictivos” tal como sucede con la música y videos que se bajan de Internet, llegando a almacenar millones de canciones y terminar oyendo las mismas 25 o, tristemente, menos.
Jacques Lacan recordaría al respecto del amor dos cosas:
“Hay dos cosas que señale en mi discurso pasado que he observado a propósito del amor, y se las voy a recordar. La primera es que el amor es un sentimiento cómico… La segunda cosa que quería decir, ustedes lo verán, que encontraremos a cada instante, y que nos servirá de guía, es que el amor es dar lo que no se tiene.”
Jacques Lacan. Seminario 8. La transferencia. Clase del 23 de Noviembre de 1960
La primera cosa va de la mano de la segunda, podríamos decir que el amor es un sentimiento cómico justamente porque es dar lo que no se tiene, así como uno entiende un chiste por un mecanismo más allá de tener información. Freud dirá que en el humor es único lugar donde el Yo logra ocuparse de las exigencias del ello, el superyó y el mundo exterior, a través de la posibilidad de la castración. Así, el amor, es justamente esa otra forma de asumir la castración más radical, tanto el otro no puede colmar totalmente mi falta como tampoco puedo completarlo. El amor es asumir el enigma central que me constituye y que al constituir también esa extrañeza a los demás, es que podemos convivir. Desde el psicoanálisis el tema del Facebook nos interesa desde su relación con el amor, ya que como Freud apuntaba “El paciente se ve compelido a renunciar a sus resistencias por amor a nosotros. Nuestros tratamientos son tratamientos por el amor” (Freud en una «reunión de los miércoles» 30/01/1907). ¿No es acaso esa pregunta “¿qué estás pensando?” también la premisa de la asociación libre y que cuya confianza en responderla al analista es el motor del tratamiento psicoanalítico? La oferta del analista y la del moderno gadget (aparato o programa) se parecen (y se distinguen) como lo postula el psicoanalista Néstor Braunstein en su artículo “El discurso de los mercados”:
“… el gadget es meramente un sirviente al que se le hace hacer. La demanda de análisis supone, por el contrario, la expectativa de acabar con el sufrimiento por medio de un nuevo saber que resultará de la ex-periencia analítica y que hará del sujeto progresivamente alguien distinto del que antes era. La relación con el robot y sus sucedáneos es absolutamente utilitaria … La transferencia depende, pues, de la satisfac-ción de las demandas. Distinto es el vínculo entre el analizante y … el analista. La dimensión que sostiene el encuentro es justamente la no satisfacción de las demandas, la no respuesta a las preguntas, la ilusión de la idealización, la reserva en cuanto a cumplir con la función de placebo que caracteriza al objeto técnico. ¿Cuál es la respuesta del sujeto ante esta no disponibilidad, ante la postergación, ante la no satisfacción, ante el enigma del deseo? Paradójicamente es… el amor.”
Néstor A. Braunstein. El discurso de los Mercados. Seminario del 11 de diciembre de 2004 www.nestorbraunstein.com
Para cerrar este escrito lanzamos lo siguiente, la mejor forma de vivir el amor en Facebook es mantenerlo como cómico o aceptar la posibilidad de cerrarlo cuando la presión de complacerlo aparezca. Así como el mito del Manual de Carreño, es necesario pensar en esas reglas de cortesía amorosas de uso del Facebook sabiendo de antemano que las reglas están para hacernos convivir siguiéndolas, así como para romperlas.