Comentario de la Pelicula El Padre

Nashyela Loa
08 de junio del 2024

Mi comentario está centrado en dos aspectos principales, si bien la película tiene muchas aristas he escogidos dos temas que fueron quizá los que más me parecieron interesantes, por un lado, la metamorfosis del padre y el de la hija; y por otro lado el recuerdo constante de la hija muerta que no ha muerto en la mente de su padre y que la imagina en un viaje.

“El padre se transforma en un árbol sin hojas mientras la hija sobrevive al derrumbe”.

La película inicia cuando el padre escucha ópera mientras a pasos acelerados su hija camina hacia su casa; parece que esta escucha musical, lo distrae de sí mismo y lo vuelve poco consciente de su propio drama; cree que no necesita a nadie cuando a ojos de su hija y de nosotros, espectadores mudos, es incapaz de estar solo. Así se construye este drama, aquel que nos cuidó de pequeños y sostuvo nuestros pasos, que nos dejó columpiarnos y escalar en sus ramas fuertes, hoy necesita ser cuidado y sostenido. El director nos invita a reconstruir esta historia que constantemente parece perderse. Al inicio de la película vemos al padre optar por la proyección y a veces el acting out de la violencia verbal como mecanismos de defensa, por ejemplo, cuando cree que le han robado su reloj y con ello su tiempo, sabe que le queda casi nada, sus hojas vuelan y se pierden en el aire anunciando la hora cero, la nada. Hay una ladrona que no es Angela, su cuidadora, sino que la ladrona es otra chica cuyo verdadero nombre es Demencia.

La hija también sufre por ella; se frustra ante lo que identifica como las pérdidas de su padre, pierde su memoria, su cordura y ella su paciencia; intenta calmarlo pero todo intento por lo general topa con pared; ante la imposibilidad de que el Padre acepte ayuda ante la ambivalencia a depender, crea una hija casada y otra que es soltera pero se va a ir pronto con su pareja, ambas situaciones de la hija son parte del drama de Electra que padre e hija sostienen y convergen en que ella opta por abandonarlo en un asilo; habla con él y le comunica su decisión y en esos momentos él se angustia en un momento de lucidez, pensando en voz alta: “¿qué será de mi?”. El padre comienza a sufrir una metamorfosis, cada vez pierde más su autonomía y su conciencia se confunde. Podemos imaginarnos que es un árbol que s no solo pierde sus hojas, sino que quizá no habrá nube que le de agua para renacer. En esos momentos breves de lucidez podemos ver algo frecuente que ocurre en pacientes que sufren demencia y que tiene que ver con la alta comorbilidad que tienen con la depresión ante los cambios que sufren por las graves dificultades en sus relaciones más significativas debido a su estado mental.

La fragilidad de sus vínculos se expresa en visitas inesperadas que lo asustan, de desconocidos que debería conocer, que quisiera reconocer pero que como todo se desvanece en la confusión. Cree que su apartamento también esta en riesgo porque un hombre que dice ser el marido de su hija y su propia hija quieren robarlo, el apartamento, sus hijas, su yerno, todo su entorno parece sufrir de desplazamientos inconscientes que juegan con el tiempo, el espacio y las personas. Esto es algo característico de las personas con demencia; una misma persona es muchas otras que han jugado algún rol en su historia. Por momentos, Anthony intenta parecer normal, aunque sabe que todo es muy confuso, disimula. Incluso intenta mostrarse encantador con una joven que le recuerda a su hija favorita, al mismo tiempo que a la hija sobreviviente la humilla. ¿Por qué? Quizá porque ella es su principio de realidad, una realidad que no le gusta. El quiere ser un bailarín no un ingeniero, quiere tener una joven amiga no una cuidadora, porque eso sería aceptar que ya no es autosuficiente, también quiere y necesita olvidar que su hija favorita ha muerto. Anne lidia con todo esto y con que su padre a veces ve en ella a una extraña, lo ama, aunque a veces puede odiarlo porque lo encuentra grosero y desconsiderado con ella, y puede desear su muerte, imaginando por un momento que lo asfixia con unas almohadas. La relación con su padre se esta rompiendo como en la escena de la taza que cae al suelo.

Mientras, la chica ladrona, Demencia, roba todo, no hay escondite que valga y Anthony sabe que pronto no le quedará nada, estará desnudo de recuerdos, de historias, de si mismo.

Anthony resguarda lo más que puede el recuerdo de su hija Lucy, como ese vinculo idealizado donde su hija que no esta lo acompaña con sus cuadros, mientras que con Anne el drama del triángulo se despliega y la rivalidad entre el yerno real o imaginario, y el padre se acentúa cuando el reconoce amar a su hija Anne, le dice gracias y la encuentra bonita. Este hecho los lleva enseguida al piso tres, como si el director no perdiera la oportunidad de recordarnos donde se sitúa en ese momento el drama entre el padre y la hija gracias al yerno, sin embargo, esta dura poco y el triángulo se desvanece de nuevo. El individualismo de las sociedades actuales no esta preparado para lidiar con la dependencia del anciano, quien no tiene mas remedio que moverse en círculos. La hija esta en medio de dos hombres que la jalan en sentidos opuestos; su esposo y su padre. El primero opta por un asilo el segundo por quedarse solo entre espacios y tiempos que se desmoronan y se reconstruyen en lugares y momentos diferentes.

Mientras, en algún momento de paz, el niño juega en la calle y Anthony sonríe agradecido que la vida le muestre momentos de ilusión, pero en seguida demencia no lo olvida y decide continuar también su siniestro juego y ahora le roba el cuadro de su hija Lucy, mueve sus recuerdos a su antojo y no le pide ninguna opinión, Anthony se niega a olvidar a su hija muerta, solo no recuerda que esta muerta. También se niega a intentar luchar por conservar cierta intimidad y respeto a sus buenas costumbres como cuando no quiere ser visto en piyama. Algo propia de los hombres de su época y que contrasta con su hija quien lo ve como algo muy complicado de entender.

Anthony cada vez tiene más miedo. Recibe golpes de su yerno quien juega el papel de un rival, pero también de un superyó. El asilo se aproxima como el último lugar. Mientras duerme, la voz de su hija muerta lo despierta, camina entre pasillos solitarios de hospital y la encuentra gravemente herida en una camilla, su mirada lo despierta por segunda vez. Cree que fue un sueño lo que muy posiblemente fue un recuerdo. Antony se quedará en el asilo y padre e hija sufren la irremediable separación, la hija sobreviviente se marcha mientras una escultura sin mente la mira partir.

Un nuevo día comienza, vemos como entra la luz por la ventana, pero quizá sea más bien la caída de la noche; Anthony siente que es un árbol que pierde sus hojas a causa de la lluvia y del viento, la angustia lo abraza. También podría ser un libro cuyas hojas están siendo cruelmente arrancadas, al final no quedará nada escrito, ni en inglés, ni en francés, ni en ninguna lengua; Anthony se siente perdido y busca a su madre.

Me parece de particular interés el tema de la hija que muere en un accidente y Anthony no recuerda su muerte, como si el duelo hubiera quedado estancado en la negación. Podemos inferir que eso paso hace varios años, pero quizá aquí se sentaron las bases de una depresión severa que lo acompañaron a lo largo de su vida. Sabemos que superar la muerte de un hijo, más del favorito suele ser uno de los duelos mas difíciles. Muchas veces son duelos imposibles de elaborar. Esto pudo condicionar un factor de riesgo que en la literatura científica (1) se ha asociado a las demencias tipo Alzheimer, la historia personal de depresión, la reserva cognitiva, y el momento de aparición de la depresión y su severidad son factores a tomar en cuenta, un tercio de casos de Alzheimer son atribuibles a la depresión sobre todo si esta aparece en la tercera edad. Una exposición prolongada a los efectos neurotóxicos de la depresión podría poner en marcha los mecanismos patológicos de una demencia. De acuerdo a la OMS (2), la demencia afecta a 50 millones de personas en todo el mundo, de las cuales alrededor del 60% viven en países de medianos y bajos ingresos. La EA es la más común de las demencias y representa entre el 60 y 80% de todos los casos.

Finalmente quisiera concluir mi comentario con una cita de Goethe con que Stefan Zweig comienza su primer capítulo “el mundo de la Seguridad” en su libro el Mundo de Ayer: “Luego de habernos educado serena y tranquilamente es su circulo estrecho, se nos lanza de repente al mundo, cien mil olas nos envuelven, muchas cosas nos seducen, nos agrada esto o aquello, otros nos disgustan, y de hora en hora el sentimiento titubea y cae fácilmente en la inquietud. Sentimos, y lo que acabamos de sentir es arrebatado por el mundo y arrastrado en su confusión. (2)

Bibliografía:

1.- Devi Bastida J y cols. La depresión: un predictor de demencia. Revista española de Geriatría y Gerontología. Elsevier, España. 2016, 51 (2):112-118.

2.- Zweig S. El mundo de ayer. Editorial Porrúa. México. 1993. P. 1

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