

Por: Gabriela Mustri
Lamentablemente se ha vuelto parte de nuestra cotidianeidad la presencia de escalofriantes imágenes de mujeres victimas de maltratos físicos y psicológicos de dimensiones cada vez más sádicos; que van desde comentarios humillantes, aparatosas golpizas, ataques con ácido que desfiguran permanentemente el rostro, escarnio público, acoso sexual y violaciones hasta llegar en muchos casos a la muerte. Muertes signadas por el hecho de ser mujeres.
El mundo no es un lugar seguro para la mujer. Sus derechos humanos y civiles son violentados impunemente; su cuerpo es exhibido, herido, penetrado y vejado sin ninguna consecuencia; su voz es menospreciada y silenciada en espacios intelectuales a los que no es convocada, o si lo es, la mayoría de las veces es en segundo plano; su paga es menor a la de un hombre en un puesto que demanda las mismas competencias y responsabilidades. A la mujer se le ha menospreciado a lo largo de la historia de la humanidad , es ciudadano de segunda, un ser marginado, objeto de uso y abuso”
Hoy #8M2023 como mujer y como psicoanalista me sumo publicamente a la indignación colectiva ante la ola de denuncias de abuso sexual, misoginia, violación así como a la creciente ola de feminicidios, que en el marco de la pandemia mundial que estamos viviendo, ha potencializado la violencia a la que estamos expuestas las mujeres hoy en el mundo .
En mi consultorio de psicoanalista escucho constantemente en el relato de mis pacientes la aberrante normalización del abuso y la violencia que en distintos contextos sociales, laborales, escolares y familiares a los que está expuesta la mujer. En pleno siglo XXI y pese a todos los avances científicos, tecnológicos, educativos y jurídicos entre otros, es verdad que aunque en apariencia la mujer tiene más derechos y oportunidades que nuestras ancestras, en lo profundo persiste un discurso que consiente que la mujer sea alguien en función de otro y por tanto se le considere un ciudadano de segunda, con oportunidades limitadas. Pese a todos los cambios aparentes su lugar sigue siendo servir al hombre y apoyarlo para que éste se encargue de hacer funcionar al mundo, su destino está circunscrito a su deber reproductivo y su valor por tanto es aquilatado en función de que tan buena esposa y madre logre ser. Intelectual y laboralmente se le considera un ser apto para ocupar lugares subordinados al hombre, como bien dice el dicho “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer” y yo completaría el refrán con la idea de que sea una mujer que literal “se sepa quedar detrás”. Se premia a la mujer modosita, calladita, obediente, mesurada… “echada pa`tras”. La que no hace ruido y acepta sin cuestionar su status quo, es recompensada puerilmente por todos sus sacrificios y esfuerzos para que el hombre, ese ser que merece el reflector y el micrófono, cumpla su tarea patriarcal de dominio y control.
Hoy en día el cuerpo de la mujer aún sigue estando al servicio de los otros, tanto como objeto sexual así como espacio donde acontece la gestación de la vida. Un cuerpo siempre subordinado a los deseos y las leyes patriarcales que dictan un lugar pasivo y limitado a la mujer en torno a sus propias elecciones, como si hubiera un designio impuesto socialmente que la posicionara ya sea como puta o como madre, como mujer de la calle o como mujer respetable. En la forma en que la mujer ejerce su sexualidad esta puesto su valor, tal y como si fuera un bien adquirido y que se rige por las leyes del mercado.
En nuestro país es esperado que las mujeres se sometan a los deseos del hombre y aguanten con estoicismo condiciones desiguales, es común escuchar que la condición femenina depara desventajas, las mujeres tienen que cuidar por donde caminan, como visten y con quien se juntan. Como si fuera natural pensar al hombre como un ser bestial incapaz de controlar su apetito sexual así como sus necesidades de apropiación y dominio; es más como si fuera incluso valorado. Como si un hombre fuera más hombre mientras menos civilizados sean sus instintos sexuales y agresivos.
En cambio todo acto de autoafirmación en una mujer genera encono y sospecha, esto es especialmente visible en situaciones de acoso, abuso y agresión sexual. Ante la marea de denuncias mediáticas como el #ME TOO en twitter, en los famosos tendederos de acusaciones hacia alumnos y profesores que inundaron el espacio en algunas de las más instituciones de educación superior más prestigiosas en la CDMX y los casos de acusaciones públicas y penales contra hombres bien plantados en el ámbito cultural y político en nuestro país, lo consistente es que el “pacto patriarcal”, ese compromiso tácito por hacer valer la ley de los hombres, protege y victimiza a estos, culpabilizando a la mujer por desobedecer y moverse el lugar que debería asumir. Si una mujer rehúsa un gesto “galante” que siente inapropiado se le acusa de “apretada”, si se queda paralizada es “participe” y si en éste caso decide denunciar a posteriori, una vez que ha procesado dicho acontecimiento traumático, es “una aprovechada que quiere sacar ventaja” y “manchar la reputación de un hombre respetable”. De tal forma que bajo una lógica patriarcal en una situación de abuso sexual, sea cual sea su postura, la mujer siempre tiene las de perder si se atreve a denunciar. Lo esperable de una mujer de buena casta es el silencio y el sometimiento.
Hoy una marea morada inundará las calles de nuestra ciudad, miles de aguerridas mujeres que con una gran indignación, marchan dispuestas a encontrar espacios públicos de diálogo y confrontación, y valientemente se atreven a honrar los nombres de las muchas víctimas de feminicidio que no se quieren recordar, se atreven a gritar lo que no se quiere escuchar: Que México es un país ruin y cruel con sus mujeres, donde se les quiere en un lugar de Adelitas; aquellas soldaderas que van siempre un paso atrás pendientes de cuidar y complacer a sus hombres, como personajes secundarios de la historia. Voces feroces que hoy claman por justicia y por leyes efectivas que reconozcan a las mujeres como ciudadanas de primera, igual que cualquier hombre…. Orgullosamente puedo decir que ellas me representan.
GABRIELA MUSTRI #8M2023
***El presente escrito contiene una compilación de ideas de la autora plasmada en varios escritos de su autoría.
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