Es importante mencionar que tanto la directora y guionista Marti Noxon, como la protagonista, Lily Collins presentaron anorexia de varios años de duración y se inspiraron en ellas mismas para la realización de esta película, quizás como una forma de elaboración.

Antes de meterme en la película, quisiera hacer una breve introducción en la misma línea de Emilce Bleichmar (2007). Estos trastornos abren ciertas preguntas: ¿Se trata de una enfermedad psicosomática, de un trastorno del comportamiento, de una distorsión de la imagen corporal o de una desregulación del balance narcisista? Existe alguna semejanza entre las epidemias de la histeria del siglo pasado y las de la anorexia/bulimia de la actualidad? ¿Tratándose de un síndrome que admite causas variadas, podemos delimitar una especificidad de la estructura y dinámica del síntoma?

La larga experiencia clínica, muestra que una identidad psicopatológica simplificada y unificada como la “anoréxica” o la “bulímica” en singular es solo algo imaginario y lo mismo podemos decir a nivel de dinámica familiar, de una madre o un padre de la anoréxica.

Existe una diversidad de configuraciones subyacentes que deben estudiarse a profundidad en cada uno de los casos. Las diversas causas suelen dividirse entre el orden individual, familiar, transgeneracional y cultural.

Pero lo que sí tienen en común son la profunda vulnerabilidad narcisista del período de la pubertad y adolescencia femenina, y que este desbalance va a encontrar la ilusión de reequilibrarse en la fetichización de la delgadez que la cultura actual ofrece a todas las mujeres. Todas inician con una dieta y buscan un estado de bienestar psíquico a través del reconocimiento interpersonal de la belleza de sus cuerpos o de la delgadez misma. Hoy en día la imagen cultural de exceso alimentario denota a la mujer como peligrosa para el hombre por un exceso sexual devorador y como una vampiresa.

Para las adolescentes actuales y las mujeres en climaterio hay una complejidad creciente y unentretejido conflictivo entre el narcisismo, la esfera sensual-sexual, ideales de superyó, de apego y deregulación psicobiológica.

Tanto en hombres como en mujeres, cuando el cuerpo es el punto de fijación, el componente esencial del narcisismo y la mirada es la única fuente de regulación narcisista, se pone el acento en lo superficial y en la imagen, borrando así toda posibilidad de interioridad. Como propone Chasseguet-Smirgel (2005), esta no interiorización es un miedo a lo desconocido, a los fantasmas y promueve el empobrecimiento de las emociones, la desligazón-desobjetalización y la dificultad de la integración depresiva.

De acuerdo con la crítica la película hasta el hueso, es controversial y cuestiona si puede ser o no positiva para las adolescentes.

Desde mi punto de vista tocar estos temas siempre tendrá un aspecto positivo para la toma de conciencia en los padres, acerca de estos padecimientos que se consideran graves y de las consecuencias reales que se generan en las diversas área del desarrollo, principalmente de niños y adolescentes, pero también en la edad adulta, provocando un quebranto en su psiquismo y en sus cuerpos, haciéndolas así más vulnerables y frágiles. Asimismo provocando serias alteraciones en la familia a la que pertenecen: la de origen o en su caso si están casadas y/o con hijos. Confronta con la posibilidad real de la muerte cuando no hay tratamiento o un tratamiento adecuado, pero también infunde esperanza en la recuperación de esta patología.

Esto es muy importante porque hasta hace muy poco tiempo se consideraba que estos trastornos solo podían tener una mejoría sintomática y no una recuperación total, donde lo esperado eran las recaídas frecuentes y su cronicidad (Academia Internacional de Trastornos de la Alimentación, 2016). Desde el punto de vista psicoanalítico, la anorexia como síntoma es testimonio del sufrimiento del yo. Sabemos que si se exploran los motivos profundos y se promueve la solución de los conflictos es posible la mejoría total de estas pacientes, siempre y cuando el tratamiento psicoanalítico individual sea parte de un tratamiento interdisciplinario que incluya la terapia familiar y en su caso de parentalidad, atención nutricional especializada, un período inicial de terapia cognitivo conductual, la atención médica y psiquiátrica cuando es necesaria.

En la película, a través de la protagonista Eli, una joven de 20 años con anorexia nervosa y de los demás personajes que aparecen en la clínica se tocan temas muy relevantes de la enfermedad y sus repercusiones en todas las áreas.

Me permito empezar por algunos personajes secundarios. Tracy es una adolescente temprana que muestra los estragos de la desnutrición en una regresión del desarrollo físico mostrándose más como una niña, en la que es evidente que se ha detenido su crecimiento físico y emocional. Pearl, que ha llegado al punto en que es necesario alimentarla por sonda para que no siga perdiendo peso por su negatividad a comer y pueda morir. En ella es evidente el infantilismo, la depresión, la pérdida de masa muscular y el porcentaje de grasa que pone en riesgo la vida, así como el buen funcionamiento hormonal.

Chloe, caracteriza a una chica embarazada que continua purgándose y por ello tiene un aborto espontáneo que se deja ver en una trágica escena. representa a un grupo relativamente reciente de jóvenes mujeres que logran embarazarse naturalmente o con técnicas de reproducción asistida. La fragilidad psíquica que acompaña a estos diagnósticos merecen toda nuestra atención para el tratamiento comprometido cuando quieren tener un hijo, durante la gestación y la crianza de sus bebés ya que representan un serio factor de riesgo para que el embarazo llegue a término y logren una adecuada crianza con sus pequeños.

Los estudios de epigenética muestran que las mujeres que padecen un trastorno alimenticio transmiten a sus bebés vulnerabilidades para el desarrollo futuro de trastornos afectivos y cognitivos.

También hay evidencia clínica de una proclividad a desarrollar depresión post parto, lo cual trastorna de manera evidente el vínculo entre la madre y su bebé, dejando huellas permanentes en la estructuración psíquica de los mismos.

Ana, joven bulímica que no puede dejar de vomitar y esconde su vómito pensando que engaña a sus compañeras y al equipo tratante. Esta es una característica que pone de manifiesto la profunda vergüenza que sienten estas chicas de tener un hambre voraz que las lleva a tener atracones y luego a vomitar por profundos sentimientos de rechazo, de angustia y culpa, cayendo en un círculo vicioso que las atrapa, donde LA VOLUNTAD NO PUEDE operar satisfactoriamente. En su necesidad de vomitar, hay un rechazo de toda interiorización y una incapacidad de conservar “el alimento” porque se vive como un cuerpo extraño persecutorio.

Luke, un joven gay bailarín se ha lesionado su rodilla como un efecto secundario de la desnutrición. Ya no podrá continuar con su sueño de bailarín profesional a pesar de estar en proceso de remisión del padecimiento. La osteoporosis temprana es otra consecuencia de la pérdida de peso y que provoca fragilidad ósea. Sin entrar demasiado en detalles, menciono que hasta hace poco tiempo se consideraba que los hombres con trastornos alimentarios, en el fondo tenían serios conflictos de identidad. Hoy sabemos que es un reflejo de una conflictiva en el desarrollo psicosexual tanto en hombres como en mujeres.

El tan esperado personaje de Ellen o Eli, una joven de 20 años con una severa anorexia que no ha podido recuperarse a pesar de múltiples tratamientos (hecho bastante frecuente en estas pacientes) y que finalmente llega a una clínica con el Dr. Beckhman que ha desarrollado un tratamiento poco convencional.

Eli es un chica inteligente con una sensibilidad artística que le ha permitido expresar su enfermedad a través del dibujo en redes sociales y que como consecuencia de ello una joven anoréxica se suicidó, lo cual parece haber agudizado su sintomatología por una culpa abrumadora.

Este es un primer gran tema porque la cultura actual difunde permanentemente tanto a través de los medios masivos de comunicación como de las redes sociales un sistemático mensaje de que “lo delgado es lo bello y lo valioso”, provocando un profundo y generalizado sentimiento de inadecuación en las mujeres, que literalmente mueren por ser delgadas.

Por otro lado, páginas cibernéticas como “Ana y Mia” promueven de manera patológica y perversa el mantenimiento y empeoramiento de estas enfermedades aumentando el malestar psíquico a niveles abrumadores.

Eli, ha sufrido múltiples vicisitudes en su desarrollo y que nos permiten comprender un poco más la etiología de su padecimiento. Una madre que padeció depresión post parto y trastorno bipolar con múltiples crisis, por lo cual sufrió privación materna temprana, desconexión en el vínculo, falta de empatía y de libidinación materna como lo expone Green en el síndrome de la madre muerta.

Sabemos que esto genera serias dificultades en la autorregulación afectiva, en una adecuada narcisización del infante y en la estructuración del esquema corporal. El objeto madre no pudo ser interiorizado de manera estable en su mundo interno.

Otro tema importante es la figura del padre de Eli. Un hombre que por un lado no podía ver los deseos de su hija, no solo rechazando y devaluando sus elecciones, sino queriendo imponerle sus propios ideales dejándola sin capacidad de controlar realmente el curso de su vida, lo que fue conformando un ideal del yo inalcanzable con un superyó persecutorio, por expectativas que le resultaban imposibles de alcanzar. Probablemente no había una mirada de admiración hacia su hija, ni una confirmación de su feminidad.

Todo lo anterior conformó un caldo de cultivo adecuado para que Eli optara por sentir que lo único que le quedaba era el control de su cuerpo y el ejercicio compulsivo como una forma de enfrentar el dolor psíquico. No comer le daba la sensación de un control omnipotente, de una aparente cohesión del self y cada kilo que perdía provocaba un sentimiento de triunfo, negando sistemáticamente la posibilidad de morir por ello. Como dice Kestenberg, hay un placer ligado al rechazo de la necesidad, lo que conocemos como masoquismo erógeno primario.

Es evidente la regresión física manifestada por su amenorrea y la presencia de lanugo, así como su falta de desarrollo psicosexual para acceder a una sexualidad genital, evidenciado cuando Luke siente deseo por ella y la besa en la boca, lo cual provoca una fuerte crisis que muestra que no puede salir de su sexualidad infantil.

Aunque podríamos hablar de muchos temas más, como las comorbilidades frecuentes en estos trastornos (depresión, ansiedad, cutting, adicciones), solo me avocaré a un punto más que ha sido muy discutido públicamente. La conciencia de enfermedad. Como parte de la enfermedad sabemos que algo con lo que tenemos que lidiar los que trabajamos con estos trastornos, es la falta de conciencia de enfermedad en las pacientes y también en la familia, lo cual hace difícil el proceso terapéutico. También nos enfrentamos con la falta de simbolización, la dificultad para historizar y asociar. En la película Eli busca a su madre, que desde hace tiempo vive con su pareja en una relación homosexual. En una escena dramática, la mamá le confiesa no haberla podido “nutrir” adecuadamente de bebé. Le expresa que acepta su posible muerte, le revela su amor y le propone alimentarla como a un bebé. Observamos una escena donde hay una profunda regresión y que en la película parece favorecer que Eli, en un sueño, junto con Luke, pueda visualizarse en toda su macabra delgadez como una joven muerta. Es aquí donde ella toma conciencia de su enfermedad y comienza a reconciliarse con sus objetos buenos internalizados para iniciar su proceso de recuperación.

En mi experiencia clínica un alto porcentaje de las pacientes no tienen conciencia de enfermedad, hay una negación completa cuando inician sus tratamientos y sería muy peligroso dejar que evolucionaran a “tocar fondo” (como se sugiere el Dr. Berckham. En realidad ya están en el fondo) para que la adquirieran. Es un logro terapéutico, que implica un cierto restablecimiento físico y psíquico que a su vez resulta profundamente doloroso y angustiante.

Sin embargo, algunas pacientes que tocan la muerte logran parcialmente tener conciencia de que pueden morir y esto se vuelve un motor para aceptar el tratamiento con menos resistencia. Por último, solo mencionar que siempre tenemos que buscar las fortalezas psíquicas que hay en cada paciente para ayudarlas a hacerlas conscientes y fortalecer la alianza terapéutica.

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